Viernes, 10 Julio 2015 05:45

La educación que merecen los costarricenses

Costa Rica es, sin lugar a dudas, un país lleno de enormes potencialidades que lo hacen único y excepcional: su ubicación geográfica, su belleza natural y la capacidad de su gente son elementos que por lo general son altamente valorados en los índices internacionales.

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Sin embargo, poco a poco, hemos ido cediendo en materia educativa y a nuestro modelo le urge un cambio radical, profundo, contundente.

Hoy más que nunca se requiere una gran reforma que garantice el acceso a la educación y represente una mejora en la calidad de la enseñanza.

Para Costa Rica, resulta necesario trabajar fuertemente en una Reforma Educativa que permita enfrentar, entre otros aspectos, los elementos que vinculan la pobreza con la exclusión educativa.

Hay cifras contundentes:

• Uno de cada tres niños entre 0 a 6 años vive en hogar pobre;
• El 41.2 por ciento de menores de siete años reside en hogares cuyos miembros tienen baja escolaridad;
• La probabilidad de que los adolescentes más pobres completen el Ciclo Diversificado es de 40 por ciento.
• La probabilidad de que un joven con clima educativo bajo complete ciclo diversificado es de 28,4 por ciento.

Es claro, entonces, que hay reducidas posibilidades de acceder a la educación superior para población en pobreza.

Por tanto resulta indispensable evaluar la asistencia social para que los estudiantes puedan romper con el círculo de pobreza y seguir avanzando en el sistema educativo.

El Fondo Nacional de Becas debe sufrir una profunda reestructuración, esta institución sigue mostrando signos de debilidad en el manejo de la ayuda que no solo debe llegar con prontitud a los estudiantes, sino que debe llegar a quien verdaderamente lo necesita.

Hay que desarrollar toda una estrategia de mejora en infraestructura educativa. Pese a las urgentes necesidades de infraestructura, ha habido ineficiencia en la ejecución de recursos del Fideicomiso para infraestructura educativa por $167 millones.

Mientras en una universidad pública se estrenan lujosos edificios, los niños de escuelas como la de Conventillo de Cartago reciben clases en condiciones lamentables. Esta disparidad debe acabar.

El país debe asumir, además el resto, de vincular la educación superior con las necesidades productivas. El 73% de programas actuales de carreras se creó en 1990-2010 y no hay viraje hacia nuevas disciplinas pese al cambio en estructura productiva del país. Por ello, se encuentra un alto desempleo en graduados en Ciencias Sociales, por ejemplo, y menos en Ingenierías.

La Comisión de Educación, Ciencia y Tecnología, que tengo el honor de presidir, está dedicando esfuerzos para tener un panorama claro y objetivo de los problemas de la educación. Para eso ha convocado a diversos sectores que brinden sus aportes sobre la ruta que debe seguir el país.

Costa Rica tiene una tarea pendiente: mejorar la calidad de la educación. Y eso requiere un gran esfuerzo para pasar con buena nota.

Comentario del diputado Mario Redondo

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