Miércoles, 18 Agosto 2010 05:37

Onceavo mandamiento: No fiarás…

Don Manuel es conserje en una escuela pública del país.  El pasado 13 de agosto estaba muy compungido por la suma que había recibido en su salario quincenal y la imposibilidad que tendría entonces de comprarle un regalo a su esposa con ocasión del día de las madres.
Este humilde pero honesto trabajador,  recibe ¢40 mil por quincena como salario líquido,  pues debió hacer frente a las deudas por las cuales había servido de fiador a una “educadora”, que en una de las escuelas en las que trabajó, le solicitó el favor de que la fiara,  pues debía financiar la operación de su hija discapacitada;  patraña que a todas luces resultó falsa, pues luego se comprobó que la costumbre de esa persona era enredar a la gente con historias similares y luego no pagaba sus deudas, estrategia con la que estafó a mucha gente.
Con esto,  el pobre don Manuel tuvo que enfrentar el cobro  del acreedor de aquella deuda no cancelada por su deudor y que él en calidad de fiador, debía pagar, tal y como lo establece la ley.  Por esta razón, debió salir corriendo a una entidad para que le prestaran los recursos para cancelar las deudas ajenas y que de esa forma, su nombre no resultara manchado en la SUGEF y además, para que su humilde salario no fuera embargado,  pues eso hubiese intuido la ruina de su familia de 6 miembros.
Esta historia de dolor despertó en mí, nuevamente, esa preocupación por el cinismo con que mucha gente vive en este país y me volvió esa fea idea de que en Costa Rica, muchas veces, todo se le pone cuesta arriba a los honestos y livianito a los delincuentes.   En este caso que comento, la cosa se agrava,  porque los ticos tenemos una enorme dificultad para decir que no y en consecuencia,  tiene que enfrentar recurrentemente compromisos financieros de algún sinvergüenza que simplemente no paga y deja a los pobres fiadores  hasta el cuello de deudas y con implicaciones legales de nefastas repercusiones,  pues lo que el común de la gente ignora,  es que las fianzas que se rinden en cualquier préstamo son SOLIDARIAS, lo que significa que ante el no pago del deudor, el fiador debe hacer frente de forma inmediata y por la totalidad de la suma adeudada,  incluyendo intereses moratorios y las costas legales en que se haya incurrido.
Surge entonces también, la preocupación sobre la urgente necesidad de que la gente sea formada en cuanto a criterios financieros y legales básicos.  Esto reviste capital importancia, si tomamos en cuenta que el desconocimiento de estos fundamentos técnicos elementales, sumado a que hay poca acuciosidad de parte de la gente por leer a fondo lo que firma, que el interés por preguntar  a la hora de hacer trámites de esta naturaleza es prácticamente nulo y para peor de males, no en pocas veces y pese a las  directrices del Ministerio de Economía, la información de parte de las entidades financieras y los comercios no es lo suficientemente clara en cuanto a las consecuencias del incumplimiento de lo que los fiadores firman.
Otro aspecto, que resulta menos técnico pero quizás más importante, es que los costarricenses debemos ser mucho más asertivos y aprender a decir que no.  Ese ejercicio nos cuesta mucho,  pues a veces valoramos que si decimos que no,  la otra persona se molestará.  Lo ideal, si ese estimado oyente es su caso, es que aprenda usted a decir a esas personas, que prefiere conservar la amistad que les une antes de asumir compromisos de índole financiera; o bien,  con toda confianza dígales que su asesor financiero le tiene prohibido rendir fianzas.
Por último,  si cree usted que la excusa del asesor financiero no le será creíble para su solicitador de fianzas, dígale que usted sigue con rigor este onceavo mandamiento de: NO FIARÁS.
Don Manuel es conserje en una escuela pública del país.  El pasado 13 de agosto estaba muy compungido por la suma que había recibido en su salario quincenal y la imposibilidad que tendría entonces de comprarle un regalo a su esposa con ocasión del día de las madres.
Este humilde pero honesto trabajador,  recibe ¢40 mil por quincena como salario líquido,  pues debió hacer frente a las deudas por las cuales había servido de fiador a una “educadora”, que en una de las escuelas en las que trabajó, le solicitó el favor de que la fiara,  pues debía financiar la operación de su hija discapacitada;  patraña que a todas luces resultó falsa, pues luego se comprobó que la costumbre de esa persona era enredar a la gente con historias similares y luego no pagaba sus deudas, estrategia con la que estafó a mucha gente.
Con esto,  el pobre don Manuel tuvo que enfrentar el cobro  del acreedor de aquella deuda no cancelada por su deudor y que él en calidad de fiador, debía pagar, tal y como lo establece la ley.  Por esta razón, debió salir corriendo a una entidad para que le prestaran los recursos para cancelar las deudas ajenas y que de esa forma, su nombre no resultara manchado en la SUGEF y además, para que su humilde salario no fuera embargado,  pues eso hubiese intuido la ruina de su familia de 6 miembros.
Esta historia de dolor despertó en mí, nuevamente, esa preocupación por el cinismo con que mucha gente vive en este país y me volvió esa fea idea de que en Costa Rica, muchas veces, todo se le pone cuesta arriba a los honestos y livianito a los delincuentes.   En este caso que comento, la cosa se agrava,  porque los ticos tenemos una enorme dificultad para decir que no y en consecuencia,  tiene que enfrentar recurrentemente compromisos financieros de algún sinvergüenza que simplemente no paga y deja a los pobres fiadores  hasta el cuello de deudas y con implicaciones legales de nefastas repercusiones,  pues lo que el común de la gente ignora,  es que las fianzas que se rinden en cualquier préstamo son SOLIDARIAS, lo que significa que ante el no pago del deudor, el fiador debe hacer frente de forma inmediata y por la totalidad de la suma adeudada,  incluyendo intereses moratorios y las costas legales en que se haya incurrido.
Surge entonces también, la preocupación sobre la urgente necesidad de que la gente sea formada en cuanto a criterios financieros y legales básicos.  Esto reviste capital importancia, si tomamos en cuenta que el desconocimiento de estos fundamentos técnicos elementales, sumado a que hay poca acuciosidad de parte de la gente por leer a fondo lo que firma, que el interés por preguntar  a la hora de hacer trámites de esta naturaleza es prácticamente nulo y para peor de males, no en pocas veces y pese a las  directrices del Ministerio de Economía, la información de parte de las entidades financieras y los comercios no es lo suficientemente clara en cuanto a las consecuencias del incumplimiento de lo que los fiadores firman.
Otro aspecto, que resulta menos técnico pero quizás más importante, es que los costarricenses debemos ser mucho más asertivos y aprender a decir que no.  Ese ejercicio nos cuesta mucho,  pues a veces valoramos que si decimos que no,  la otra persona se molestará.
Lo ideal, si ese estimado oyente es su caso, es que aprenda usted a decir a esas personas, que prefiere conservar la amistad que les une antes de asumir compromisos de índole financiera; o bien,  con toda confianza dígales que su asesor financiero le tiene prohibido rendir fianzas.
Por último,  si cree usted que la excusa del asesor financiero no le será creíble para su solicitador de fianzas, dígale que usted sigue con rigor este onceavo mandamiento de: NO FIARÁS.

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