Emocionante verdad?, victoria heroica!. Pues eso precisamente fue lo que sucedió en Venezuela el pasado domingo 6 de diciembre: el pueblo venezolano, agrupado bajo la bandera de la Mesa de la Unidad Democrática, se jugó un “partido” crucial para su democracia: un proceso electoral capaz de determinar el futuro de este gran país por los próximos años.
El ambiente era tenso, algunos de los principales dirigentes de la oposición habían sido encarcelados,las leyes electorales fueron diseñadas para favorecer a la dictadura chavista, y los medios de comunicación estaban copados -unos por vocación totalitaria controlada y otros obligados-, por voceros de la dictadura. Días antes la situación del pueblo venezolano era más que desventajosa. Tenía en su contra al Gobierno, al Poder Judicial, a la Asamblea Nacional, y al Tribunal Electoral, y bajo control de todos ellos, como espada de Damocles el Ejército, una milicia formal de 120 mil hombres armados, y otra informal de “matones” lanzados a la calle para proferir amenazas en las filas de votación.
A la estrategia del miedo y el amedrentamiento únicamente se le pasó por alto controlar una cosa … algo que es de imposible control!: Los legítimos anhelos democráticos de libertad de un pueblo valiente. Un pueblo que se lanzó masivamente a las urnas a decir: Ya basta!
Y así, una a una, se depositaron las voluntades con las que el pueblo de Venezuela obtuvo un triunfo histórico, contundente, apabullante. Los votos libres, de hombres y mujeres que hicieron fila hasta por 5 horas, amenazados, angustiados, inseguros, pero valerosos. Tenían miedo pero lo vencieron, tenían una dictadura encima, pero se la sacudieron.
Venezuela dio un inmenso paso en la larga travesía de la reconstrucción de una nación. Es sin duda mucho más fácil destruir por la fuerza y al margen de la razón, que edificar respetando los derechos de los demás. El cambio ya se dio: el pueblo de Venezuela derrotó a la dictadura por la única hendija que dejó abierta: las urnas. Siempre aseguraronque su legitimidad surgió de las urnas, y cayeron en su propia trampa. La democracia no perdona a quienes pretenden utilizarla. Lo que hizo el pueblo venezolano no solo es histórico, es heroico! Haber podido estar presente ante la efeméride de un pueblo que decidió volver a ser libre, es emocionante hasta las lágrimas.
Diputado
Gerardo Vargas Rojas
