Viernes, 16 Marzo 2012 04:48

La locura fiscal del gobierno

Se le atribuye a Albert Einstein haber dicho que “la locura es hacer la misma cosa una y otra vez esperando obtener diferentes resultados”. Por lo tanto, podemos decir con toda seguridad que la obstinación de la administración Chinchilla con aumentar impuestos para resolver la precaria situación fiscal del país raya en la locura. Doña Laura, descrita por su ministro de Información como “la presidenta inédita”, no tiene nada de original en su pretensión de repetir la misma cansada receta de aumentar los impuestos, algo que ha fracasado una y otra vez en la historia reciente del país.
Prueba de ello fue una nota de La Nación que documentó cómo en los últimos 25 años, tras cada aumento de impuestos impulsado por el gobierno de turno, la situación fiscal del país volvió a empeorar. Y no hay que ser Einstein para saber porqué. Una vez aprobados los nuevos impuestos, el gobierno se ve con recursos frescos y por lo tanto vuelve a soltar las llaves del gasto. Peor aún, como reportara hace un año El Financiero, los paquetes de impuestos que se han aprobado en décadas recientes nunca lograron generar los recursos esperados. Entre 1985 y el 2009 se realizaron al menos 15 reformas tributarias importantes sin que se registrara un aumento significativo en la carga tributaria. En resumen, aumentar impuestos nunca ha cumplido con sus objetivos. ¿Para qué hacerlo de nuevo?
La presidenta Chinchilla reaccionó a la nota de La Nación con un mensaje en redes sociales diciendo que su plan “No sólo es reforma tributaria. Impulsamos leyes de responsabilidad fiscal y acciones en aspectos estructurales del gasto”. Aproveché la oportunidad para preguntarle por dicho medio cuáles son esos proyectos de ley de responsabilidad fiscal que su gobierno impulsa, y además cuáles son las acciones que su administración está tomando parta controlar los aspectos estructurales del gasto. Me quedé esperando su respuesta.
La realidad es que este gobierno no ha hecho mayor cosa para recortar el gasto, y menos para garantizar que en un futuro cercano este no vuelva a aumentar a niveles insostenibles. El ministro de Hacienda, Fernando Herrero, ha rechazado en repetidas ocasiones el proyecto de Responsabilidad Fiscal que presentó ANFE a la corriente legislativa, el cual impone límites legales al tamaño del déficit fiscal y plantea multas para los funcionarios que los incumplan.
El vicepresidente Luis Liberman ha dicho que él no está para debates teológicos sobre el paquete de impuestos, y que por lo tanto se rehúsa a debatir con quienes creemos en el recorte del gasto, la simplificación de impuestos y la reactivación económica como vías para cerrar el déficit fiscal. Sin embargo, solo el dogma teológico puede explicar la obstinación del gobierno con más impuestos aún cuando la evidencia empírica es contundente en que no funciona. Eso, o la locura de nuestros gobernantes…
Juan Carlos Hidalgo es analista de políticas públicas para América Latina en el Cato Institute.
Se le atribuye a Albert Einstein haber dicho que “la locura es hacer la misma cosa una y otra vez esperando obtener diferentes resultados”. Por lo tanto, podemos decir con toda seguridad que la obstinación de la administración Chinchilla con aumentar impuestos para resolver la precaria situación fiscal del país raya en la locura. Doña Laura, descrita por su ministro de Información como “la presidenta inédita”, no tiene nada de original en su pretensión de repetir la misma cansada receta de aumentar los impuestos, algo que ha fracasado una y otra vez en la historia reciente del país.
Prueba de ello fue una nota de La Nación que documentó cómo en los últimos 25 años, tras cada aumento de impuestos impulsado por el gobierno de turno, la situación fiscal del país volvió a empeorar. Y no hay que ser Einstein para saber porqué. Una vez aprobados los nuevos impuestos, el gobierno se ve con recursos frescos y por lo tanto vuelve a soltar las llaves del gasto. Peor aún, como reportara hace un año El Financiero, los paquetes de impuestos que se han aprobado en décadas recientes nunca lograron generar los recursos esperados. Entre 1985 y el 2009 se realizaron al menos 15 reformas tributarias importantes sin que se registrara un aumento significativo en la carga tributaria. En resumen, aumentar impuestos nunca ha cumplido con sus objetivos. ¿Para qué hacerlo de nuevo?
La presidenta Chinchilla reaccionó a la nota de La Nación con un mensaje en redes sociales diciendo que su plan “No sólo es reforma tributaria. Impulsamos leyes de responsabilidad fiscal y acciones en aspectos estructurales del gasto”. Aproveché la oportunidad para preguntarle por dicho medio cuáles son esos proyectos de ley de responsabilidad fiscal que su gobierno impulsa, y además cuáles son las acciones que su administración está tomando parta controlar los aspectos estructurales del gasto. Me quedé esperando su respuesta.
La realidad es que este gobierno no ha hecho mayor cosa para recortar el gasto, y menos para garantizar que en un futuro cercano este no vuelva a aumentar a niveles insostenibles. El ministro de Hacienda, Fernando Herrero, ha rechazado en repetidas ocasiones el proyecto de Responsabilidad Fiscal que presentó ANFE a la corriente legislativa, el cual impone límites legales al tamaño del déficit fiscal y plantea multas para los funcionarios que los incumplan.
El vicepresidente Luis Liberman ha dicho que él no está para debates teológicos sobre el paquete de impuestos, y que por lo tanto se rehúsa a debatir con quienes creemos en el recorte del gasto, la simplificación de impuestos y la reactivación económica como vías para cerrar el déficit fiscal. Sin embargo, solo el dogma teológico puede explicar la obstinación del gobierno con más impuestos aún cuando la evidencia empírica es contundente en que no funciona. Eso, o la locura de nuestros gobernantes…
Juan Carlos Hidalgo es analista de políticas públicas para América Latina en el Cato Institute.

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