Jueves, 05 Marzo 2015 07:26

Fuga de capitales en Costa Rica

El anuncio de la empresa Jacks, en el que afirma que va a trasladar el 50% de sus operaciones a otros países, se suma a los cierres y recortes de personal realizados por varias grandes cadenas de restaurantes. Hay quienes afirman que lo anterior se debe a que los costarricenses buscan comer de una manera más saludable, o que hay mucha competencia en dicho sector, pero no hay ningún estudio serio que respalde dichas afirmaciones, es mera especulación.

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Hay datos con los que si contamos, y son los datos sobre el desempleo. Según el INEC, en el último cuatrimestre del 2013 se registraba una tasa de desempleo de 8,3%, pero en el 2014 dicha tasa creció a 9,7%. El cierre de empresas, ya sean restaurantes de comida rápida o no, colaboran en el aumento de esa tasa de desempleo.

El cierre de una empresa no solamente deja a unas cuantas familias sin sustento, sino que produce un efecto dominó en la economía. El alquiler de un local, el transporte de los empleados, los restaurantes o pulperías a los que recurren los empleados en su descanso u hora de almuerzo. El gobierno central y los gobiernos locales (municipalidades) también se ven afectados, se dejan de percibir ingresos por impuestos de renta y de venta, así como por las obligaciones municipales.

Costa Rica se ha convertido en un país donde es muy complicado hacer negocios. Los costos de operación, que incluyen alquiler de locales, gastos de agua y electricidad en local, entre otros, han ido en aumento. A lo anterior hay que sumarle los engorrosos trámites que llevan mucho tiempo y muchas veces desalientan la iniciativa privada.

El alto costo de la vida, golpea además el bolsillo de los consumidores, que muchas veces tienen que ver como “estiran” el salario hasta fin de mes para cubrir las necesidades básicas. Esto hace que la gente consuma menos y los negocios perciban menos ingresos.

A todo lo anterior hay que sumarle la desconfianza en el gobierno, que lejos de proponer medidas para reactivar la economía nacional, impulsa mayor gasto estatal, mayor endeudamiento y la creación de nuevos impuestos para alimentar esos gastos. Algunos sectores, como el sector arrocero, reciben incluso protección del gobierno para que el arroz importado no pueda competir con los nacionales, a pesar de que el costo del importado sería muy inferior.

No existen políticas para apoyar a la PYMES, y hacer que no se asfixien en sus primeros pasos, donde corren muchos riesgos y deben buscar clientela al mismo tiempo que deben tolerar pesadas cargas sociales y tributarias. Tampoco existen políticas para premiar a las empresas que contraten personas jóvenes sin experiencia, o personas de avanzada edad que tienen dificultad para encontrar trabajo.

Mientras todo lo anterior sucede, el presidente justifica su gran cantidad de viajes al exterior con una supuesta intención de atraer capitales al país. Pero como van a venir nuevas empresas al país si las que ya están establecidas no están contentas y más bien buscan trasladar parte de sus operaciones a otros países?

Que nos espera en el futuro? Lo cierto del caso es que si no comenzamos a tomar acciones desde ya, mañana será muy tarde para lamentarnos.

Antonio Fernández Barrantes.

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