Martes, 13 Septiembre 2011 05:09

Como disfruto de participar en las redes sociales virtuales

En una oportunidad anterior, dije en los grupos virtuales en los que participo, que como disfrutaba de participar en estas nuevas tecnologías de comunicación pues gracias a ellas, ahora considero, que soy un poco menos ignorante, de lo que era al iniciar mi participación.
A raíz de un tema de eso muy y muy interesantes que pone en su muro la señora Mónica Segnini, como los que también pone, en no pocas ocasiones, el amigo Emilio Bruce, entre otros, se han producido una gran variedad de comunicaciones, unas de fondo y otras más de forma sobre las opiniones, de quienes participamos dando nuestros pareceres. Ante todo este intercambio de mensajes y posiciones, tenemos prácticamente solo dos opciones, asumirlas a la defensiva o proactivamente.
Quienes optan por ser reactivos o defensivos, por razones que no voy a entrar a analizar y mucho menos juzgar pero sí voy hacer unas pocas consideraciones generales sobre esta actitud, que a mí parecer bloquean que se dé una comunicación efectiva. Aquellos que optan por ser reactivos, hacen sus mejores esfuerzos por descalificar los argumentos de aquellos que sienten sus opositores porque no comparten los mismos pensamientos, creencias e ideas. Su participación generalmente está cargada adjetivos calificativos, que lejos de fortalecer epistemológicamente sus argumentaciones, tienden más bien a buscar descalificar a su interlocutor o interlocutores, con la falsa creencia de que así fortalecen sus argumentos. Nada más apartado de la realidad.
Por otro lado, están los proactivos, dentro de los quiero y me esfuerzo por estar yo, quienes parten de que no existe una verdad absoluta, sino una gran variedad de verdades relativas y absolutamente transitorias y para entenderlas tienen muy claro  que estas obedecen  a un determinado contexto, tanto histórico como cultural.
Otro elemento importante de destacar es que quienes son proactivos, fundamentalmente, buscan ser empáticos con los demás seres humanos, esto quiere decir que se esfuerzan por ponerse en los zapatos de los otros pues solo así, medio se podrá entender sus motivaciones para asumir determinadas posiciones. Esto también implica que dejemos de lado, por lo menos transitoriamente, nuestras propias creencias, para así no oponer resistencia al decir del otro, sobretodo si este además difiere de nuestras posiciones.
Es bueno y sano tener reacciones adecuadas a los estímulos que recibimos de nuestro entorno. Esto algunos lo llaman Inteligencia Emocional. Si alguien o alguna situación logra sacarnos de las casillas, tendremos que decidir qué hacer, luego que se disipe nuestro enojo y podamos pensar con más claridad. Decía el filósofo griego Aristóteles: “Enojarse es fácil; lo difícil es enojarse con la persona correcta, por el motivo correcto, en el momento correcto y de la forma correcta”.
Debemos identificar bien al enemigo, no nos vayamos a equivocar. El enemigo no está en ninguno de los bandos que disienten; el enemigo se esconde detrás de cualquier discurso, cualquier máscara de cualquier color. El enemigo se llama VIOLENCIA. Duro con el problema suave con la gente.
En una oportunidad anterior, dije en los grupos virtuales en los que participo, que como disfrutaba de participar en estas nuevas tecnologías de comunicación pues gracias a ellas, ahora considero, que soy un poco menos ignorante, de lo que era al iniciar mi participación.
A raíz de un tema de eso muy y muy interesantes que pone en su muro la señora Mónica Segnini, como los que también pone, en no pocas ocasiones, el amigo Emilio Bruce, entre otros, se han producido una gran variedad de comunicaciones, unas de fondo y otras más de forma sobre las opiniones, de quienes participamos dando nuestros pareceres. Ante todo este intercambio de mensajes y posiciones, tenemos prácticamente solo dos opciones, asumirlas a la defensiva o proactivamente.
Quienes optan por ser reactivos o defensivos, por razones que no voy a entrar a analizar y mucho menos juzgar pero sí voy hacer unas pocas consideraciones generales sobre esta actitud, que a mí parecer bloquean que se dé una comunicación efectiva. Aquellos que optan por ser reactivos, hacen sus mejores esfuerzos por descalificar los argumentos de aquellos que sienten sus opositores porque no comparten los mismos pensamientos, creencias e ideas. Su participación generalmente está cargada adjetivos calificativos, que lejos de fortalecer epistemológicamente sus argumentaciones, tienden más bien a buscar descalificar a su interlocutor o interlocutores, con la falsa creencia de que así fortalecen sus argumentos. Nada más apartado de la realidad.
Por otro lado, están los proactivos, dentro de los quiero y me esfuerzo por estar yo, quienes parten de que no existe una verdad absoluta, sino una gran variedad de verdades relativas y absolutamente transitorias y para entenderlas tienen muy claro  que estas obedecen  a un determinado contexto, tanto histórico como cultural.
Otro elemento importante de destacar es que quienes son proactivos, fundamentalmente, buscan ser empáticos con los demás seres humanos, esto quiere decir que se esfuerzan por ponerse en los zapatos de los otros pues solo así, medio se podrá entender sus motivaciones para asumir determinadas posiciones. Esto también implica que dejemos de lado, por lo menos transitoriamente, nuestras propias creencias, para así no oponer resistencia al decir del otro, sobretodo si este además difiere de nuestras posiciones.
Es bueno y sano tener reacciones adecuadas a los estímulos que recibimos de nuestro entorno. Esto algunos lo llaman Inteligencia Emocional. Si alguien o alguna situación logra sacarnos de las casillas, tendremos que decidir qué hacer, luego que se disipe nuestro enojo y podamos pensar con más claridad.
Decía el filósofo griego Aristóteles: “Enojarse es fácil; lo difícil es enojarse con la persona correcta, por el motivo correcto, en el momento correcto y de la forma correcta”.
Debemos identificar bien al enemigo, no nos vayamos a equivocar. El enemigo no está en ninguno de los bandos que disienten; el enemigo se esconde detrás de cualquier discurso, cualquier máscara de cualquier color. El enemigo se llama VIOLENCIA. Duro con el problema suave con la gente.

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