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Msc. Zetty Bou Valverde, Magistrada, TSE
El domingo 5 de diciembre los costarricenses debemos votar para completar nuestros gobiernos municipales en los 81 cantones del país. Tras haber elegido en febrero a los regidores y regidoras de todas las Municipalidades nos corresponde, ahora, seleccionar a quienes asumirán otros importantes cargos públicos; tan importantes, que de su desempeño dependerá, en gran medida, el progreso y bienestar de nuestras comunidades.
En esta ocasión, Costa Rica está llamada a las urnas en circunstancias difíciles. Inundaciones y deslaves, producto de las fuertes lluvias en muchas zonas del país, causaron muerte y destrucción. Son muchas las familias afectadas, ya sea porque perdieron a un ser amado, o porque perdieron su casa y sus pertenencias.
El Tribunal Supremo de Elecciones, por intermedio de funcionarios del Registro Civil, se ha preocupado por visitar los albergues de damnificados para facilitar y agilizar a nuestros compatriotas la reposición de sus documentos civiles; también, ha desplazado a funcionarios electorales para revisar las condiciones físicas y el acceso a las escuelas y colegios escogidos como centros de votación, así como a los centros de acopio de material electoral, para garantizar el ejercicio seguro del sufragio a los ciudadanos.
Adicionalmente, estamos en constante monitoreo de las condiciones climáticas del país, con miras al próximo 5 de diciembre. Nuestro compromiso es doble: por un lado, debemos cumplir con el mandato constitucional de realizar las elecciones convocadas; por otro, debemos procurar que los ciudadanos gocen de las garantías necesarias para poder cumplir con su deber cívico ineludible de votar, en condiciones de libertad y seguridad.
¿Qué implica este doble compromiso? Significa, por un lado, que la fecha de las elecciones, fijada por ley desde 1998, debe respetarse, para poder completar los cargos municipales que se han de renovar a principios del próximo año; pero significa, también, que si fuera indispensable suspender las elecciones en algún cantón del país, el Tribunal Supremo de Elecciones se encuentra preparado para hacerlo, como lo hizo en las elecciones municipales de diciembre del 2002, cuando fue necesario reprogramar los comicios en la vertiente atlántica. Se tomó la decisión necesaria en el momento oportuno y se sacó adelante otro proceso electoral de manera exitosa.
El pueblo de Costa Rica puede prepararse con tranquilidad para participar en esta fiesta de la democracia, sabiendo que el proceso electoral está en manos expertas y confiables.
Las urnas estarán esperándonos en todos los confines del país. Llenémoslas de votos. Cumplamos con nuestra Patria y demostremos al mundo, una vez más, cómo vivimos la democracia en Costa Rica.
Msc. Zetty Bou Valverde, Magistrada, TSE
El domingo 5 de diciembre los costarricenses debemos votar para completar nuestros gobiernos municipales en los 81 cantones del país.
Nos acogemos una vez mas a la generosidad y espíritu cívico de la Cámara Nacional de Radio (CANARA), que nos cede siempre este espacio en su prestigioso enlace PANORAMA, para anunciar que hoy celebramos el XXVII aniversario de la Proclama de la Neutralidad de Costa Rica en los Conflictos Bélicos, presentada al Mundo entero el 17 de noviembre de 1983.  Como en todos los años pasados, invitamos al acto solemne de hoy a las 7:00 p.m., en el Auditorio de EDICOOP -Casa Nacional del Movimiento Cooperativo Costarricense-.
Es probable que en nuestras palabras de esta noche, nos refiramos a algunas de las dimensiones históricas de la Proclama.  Por el espacio disponible en este programa radiofónico, solo podremos ocuparnos de una de ellas.  La Proclama de la Abolición del Ejército como Institución Permanente, dada por una gran figura de nuestra historia, don José Figueres Ferrer, el 1° de diciembre de 1948 y la Proclama de la Neutralidad, -25 años después- son interpretación fiel del apasionado amor por la paz, la libertad y la justicia del pueblo costarricense de todos los partidos políticos y de todos los sectores sociales. No pueden interpretarse como declaratoria de indefensión.  Tenemos el derecho y la  obligación patriótica de defendernos cuando somos agredidos. El mismo Artículo 12 de la Constitución de 1949, que confirma la abolición del ejército como institución permanente, establece nuestro derecho a la defensa y el recurso a los organismos internacionales competentes para solicitar –al amparo de tratados internacionales vigentes- la solidaridad y protección a una democracia desarmada y neutral por su propia voluntad y que ha probado a lo largo de la historia su vocación pacifista.
Sirva la ocasión para rendir homenaje al héroe y libertador Juan Rafael Mora Porras, quien al frente de su pueblo defendió a Costa Rica y a todas las naciones hispanoamericanas de la invasión esclavista y colonialista de los filibusteros encabezados por William Walker.  El 30 de setiembre último se cumplieron los 150 años, de la fecha infausta, en que Juan Rafael Mora Porras fue asesinado por fuerzas antipatria.
Algunos párrafos de este mensaje, los provoca el hecho de que otra vez gobernantes del sufrido pueblo hermano de Nicaragua, agreden a Costa Rica. Esta vez por una disfrazada dictadura militar pretendidamente de izquierda.
Recordamos que nuestra cita con Costa Rica y con la historia por el XXVII Aniversario de la Proclama de la Neutralidad, es a las 7:00 p.m. en el Auditorio de EDICOOP.
Gracias, infinitas gracias por haberme escuchado.
Palabras del ex Presidente de la República, Luis Alberto Monge
Nos acogemos una vez mas a la generosidad y espíritu cívico de la Cámara Nacional de Radio (CANARA), que nos cede siempre este espacio en su prestigioso enlace PANORAMA, para anunciar que hoy celebramos el XXVII aniversario de la Proclama de la Neutralidad de Costa Rica en los Conflictos Bélicos, presentada al Mundo entero el 17 de noviembre de 1983.  Como en todos los años pasados, invitamos al acto solemne de hoy a las 7:00 p.m., en el Auditorio de EDICOOP -Casa Nacional del Movimiento Cooperativo Costarricense-.
Max Alberto Esquivel Faerron
Magistrado, TSE
El 5 de diciembre, en todo el país, los costarricenses estamos llamados a las urnas. Ese día, completaremos los gobiernos municipales. Tras haber elegido en febrero a los regidores y regidoras, llega el momento de seleccionar a las mejores personas de nuestras comunidades para que asuman otros importantes cargos públicos; tan importantes, que de su buen trabajo dependerá en gran medida nuestro bienestar.
Los costarricenses hemos construido, a lo largo de nuestra historia independiente, una democracia que, sin ser perfecta, nos ha ganado el reconocimiento de propios y extraños. Hace mucho, aprendimos a resolver nuestras diferencias políticas sin necesidad de usar la violencia. La pregunta de quiénes nos van a gobernar por un tiempo específico, podemos resolverla pacíficamente con nuestro voto.
Pero ser ciudadano es mucho más que ser elector. Es más que ir cada tanto a votar. Ser ciudadano es tanto un privilegio como una responsabilidad; un conjunto de derechos que podemos exigir que nos respeten, pero también una serie de deberes que la patria demanda de nosotros.
Ser ciudadano es más que ser un espectador de los mal llamados “asuntos de los políticos”. Las discusiones políticas y los debates sobre el rumbo del Gobierno, no son un show o un escándalo entretenido que debamos contemplar inmóviles frente al televisor de nuestras casas. Son cosas que, directa o indirectamente, nos afectan y ante las cuales tenemos derecho a pedir respuestas y ofrecer soluciones.
Estas elecciones municipales que se avecinan son una oportunidad de oro para recuperar la fuerza de nuestra ciudadanía. Ni somos esclavos o vasallos de un Emperador, ni podemos esperar a que los problemas de nuestros municipios se resuelvan por sí solos. Debemos informarnos bien, preguntar, discutir, valorar con serenidad las propuestas y cualidades de los candidatos, y prepararnos para ir a votar.
El 5 de diciembre es la elección de su barrio. Demuestre su orgullo de ser ciudadano de Costa Rica. No permita que sean otros los que elijan por usted. No le dé la espalda a su comunidad. Cuando le entreguen en sus manos las papeletas electorales para marcarlas con libertad, sepa que está asumiendo una responsabilidad en el destino del lugar en el que vive… una responsabilidad que la Constitución Política le encomienda como ciudadano.
Max Alberto Esquivel Faerron
Magistrado, TSE
El 5 de diciembre, en todo el país, los costarricenses estamos llamados a las urnas. Ese día, completaremos los gobiernos municipales. Tras haber elegido en febrero a los regidores y regidoras, llega el momento de seleccionar a las mejores personas de nuestras comunidades para que asuman otros importantes cargos públicos; tan importantes, que de su buen trabajo dependerá en gran medida nuestro bienestar.
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Eugenia María Zamora Chavarría

Magistrada Vicepresidenta, TSE

El próximo domingo 5 de diciembre acudiremos a las urnas. Construiremos, ese día, nuestros gobiernos locales. Tras la elección en febrero de los Concejos Municipales, corresponde ahora elegir otros importantes cargos públicos en nuestras comunidades; tan importantes que, de su buen desempeño, dependerá mucho nuestro bienestar.

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Esta expresión coloquial es muy usada entre los ticos para describir al jefe de jefes, el tomador de decisiones, a la persona con la última palabra. Pero, no todos conocen la raíz de esta expresión, que nace de uno de los peces más grandes, impresionantes y difíciles de capturar, el mero.
Este pez vive en los fondos marinos, en su mayoría cerca de manglares y arrecifes, tanto del Pacífico, como del Atlántico.
Existen muchas especies de mero pero, entre todas destaca un mero mero, el mero Goliat, que llega a medir hasta dos metros y medio, y su peso máximo es de casi media tonelada.
Su edad máxima reportada es de 37 años. Sin embargo, el aumento en la presión pesquera y la vanidad del ser humano impiden que éste, o cualquier otro pez, sin importar su especie, sobreviva cuarenta años.
Es una especie muy susceptible a la pesca porque se congrega en grupos grandes para reproducirse, situación aprovechada por pescadores para capturarlo en grandes cantidades; y es sedentaria, por lo tanto, susceptible a la pesca dirigida. Los peces de mayor tamaño y más buscados por los pescadores, son los más fértiles, pudiendo generar miles de veces más huevos que peces de menores tallas.
Por su gran tamaño el mero no se siente amenazado cuando buzos armados con arpones se le acercan; se puede decir que padece de exceso de confianza.
Las poblaciones del Goliat disminuyen alrededor del mundo, porque es una de las presas más codiciadas por pescadores comerciales y deportivos. Muchos aspiran a tomarse una fotografía con él, o a contar  que capturaron a un gigante.
Su pesca está prohibida en el sureste de EE.UU., en las Islas Vírgenes Americanas, en Puerto Rico y en el Caribe. En otros países de la región se han dado intentos de manejo.
Pero, ¿Qué hay de Costa Rica, estamos protegiéndolo nosotros?
La respuesta simple y rápida es no. Nuestra legislación no contempla medidas de manejo especiales para el mero Goliat. Aunque su nombre está  incluido en la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza como una especie en peligro crítico, esta lista no es vinculante, sólo una recomendación de manejo que no debe ser acatado obligatoriamente por ningún país.
Lo más lamentable para la sobrevivencia de esta especie es cuando en los medios de comunicación nacionales se trata como héroes a los pescadores que capturan a este gentil gigante. ¿Creen ustedes que un medio periodístico sería capaz de publicar una nota enalteciendo las proezas de un cazador que va en busca del jaguar y luego de capturar uno, lo arrastrara vivo y amarrado con una cadena por varios kilómetros? Al igual que ustedes, lo dudo, pero esto sí sucede con el mero Goliat.
Muchos años de esfuerzo se dedicaron para lograr que los costarricenses cambiaran su percepción acerca de la caza de especies terrestres enigmáticas y en peligro, ya va siendo hora de que estos esfuerzos se repitan para nuestras aguas.
El mero Goliat es tan sólo una de tantas especies de gigantes marinos amenazados con desaparecer de nuestras aguas.
Debemos protegerlo, sólo así lograremos que el Goliat vuelva a ser lo que siempre fue, el mero mero.
Esta expresión coloquial es muy usada entre los ticos para describir al jefe de jefes, el tomador de decisiones, a la persona con la última palabra. Pero, no todos conocen la raíz de esta expresión, que nace de uno de los peces más grandes, impresionantes y difíciles de capturar, el mero.
Dra. Érika Hernández Sandoval. Presidenta Colegio de Abogados y Abogadas de Costa Rica.
La seguridad ciudadana primero se construye y después se practica; es decir, la seguridad ciudadana no parte de una idea aislada a un problema concreto, de una iluminación o de un iluminado.  Más bien, existe un cúmulo de factores que combinados entre sí, nos darán el inicio del camino, en esta construcción.  Las políticas sociales y públicas, asumidas por el Estado, como un compromiso para los menos favorecidos del conglomerado social, permitirán dicho inicio.  Así, es claro que un país comprometido en la lucha contra la pobreza de sus habitantes, a través de un adecuado reparto de  la riqueza, con políticas públicas bien definidas a largo plazo y aplicadas de manera sistemática, preparará los cimientos para la construcción de la seguridad ciudadana.   Políticas sistemáticas y continuas con proyección hacia el futuro,  deben anteponerse a esos remedios inmediatos a corto plazo, que sólo pueden maquillar el problema o hacer más parches en el camino.     Es claro, la pobreza es el principal insumo de la delincuencia, con ello de la inseguridad. Requerimos un camino limpio, un camino seguro.   Ahora bien, una vez que empezamos andar, requerimos los instrumentos, el medio por el cual podamos seguir construyendo y protegiendo dicho camino.  No existe un verdadero plan en la improvisación, de ahí la importancia de que las reglas sean expresas; es así como la formación de las leyes dará  el norte y protegerá el rumbo.  Aquí, no sólo es importante, que las políticas públicas queden debidamente establecidas, aseguradas, sino que se dicte una correcta política criminal.  Aunque los pasos son claros a seguir, al parecer hemos querido construir una seguridad ciudadana empezando por este segundo paso. Es decir, nos hemos enfrascado en la creación de leyes penales y procesales penales, para combatir lo que ya, de por sí, se ha generado con la ausencia de adecuadas políticas sociales y públicas (primer paso).  A partir de aquí, de esta construcción errónea, queremos resolver un problema, sin encontrar la solución.   La ecuación ciminológica es sencilla: mayor pobreza = mayor delincuencia.   Como un tercer paso, debemos contar con una correcta aplicación de esta normativa.  Así, de nada serviría la construcción de leyes penales, que garantizan finalmente la protección del camino, si su aplicación no es correcta, efectiva y eficaz.   Aquí entra en juego la aplicación de la  justicia, que es a la larga, lo que todos nos imaginaríamos, erróneamente, como la solución absoluta del problema.  Ningún factor aplicado de manera aislada solucionará el problema, ninguno será en todo completo; de tal forma, un factor pese a ser aplicado de manera continua, sistemática, aislado de los otros factores, nunca será eficaz.  Cada  uno de los factores mencionados debe funcionar adecuadamente y correlacionarse entre sí, para garantizar el sistema. Toda esta temática, que ha desbordado ríos de tinta y  píxeles, debemos enfrentarla con una posición seria, atendiendo a las diversos puntos de vista, no sólo de nuestros juristas, sino de la sociedad misma y es una responsabilidad de todos y todas.
Dra. Érika Hernández Sandoval. Presidenta Colegio de Abogados y Abogadas de Costa Rica.
La seguridad ciudadana primero se construye y después se practica; es decir, la seguridad ciudadana no parte de una idea aislada a un problema concreto, de una iluminación o de un iluminado.  Más bien, existe un cúmulo de factores que combinados entre sí, nos darán el inicio del camino, en esta construcción.
Costa Rica se ha consolidado como un país especial para la atracción de la inversión extranjera.
Debemos sentirnos entusiasmados de que empresas de todo el mundo pongan su mirada en un país que ha decidido competir y lo ha hecho de buena manera.
Sin embargo, es notorio que tenemos un saldo pendiente, en cuanto a la larga y tortuosa tramitonomía.
El país debe enrumbarse hacia una simplificación y agilización de trámites, que haga más eficiente el aparato estatal y le permita a las empresas y a las personas obtener respuesta a sus solicitudes en el menor tiempo posible.
En este sentido, como presidente de la Comisión de Relaciones Internacionales y Comercio Exterior de la Asamblea Legislativa, debo manifestar mi satisfacción porque este órgano parlamentario recientemente dictaminó un proyecto que vendría a eliminar el requisito de la consularización de documentos.
Se trata de la  Adhesión de la Convención para eliminar del requisito de legalizar los documentos públicos extranjeros.
El procedimiento será sustituido por uno más ágil denominado internacionalmente como la “Apostilla”.
Éste, sin duda, es un paso importante en la dirección correcta.
Es un paso  hacia la eliminación de requisitos innecesarios y absurdos que, al final, terminan siendo un obstáculo para la inversión y el crecimiento, así como un entrabamiento para los ciudadanos.
La “Apostilla” se utiliza en 97 países alrededor del mundo y ha probado su eficacia en disminuir los trámites por casi 50 años.
Sólo nosotros, como país, nos hemos quedado atrás.
La “Apostilla” es un sello especial, con su propio consecutivo y registro.
En el sistema vigente, el documento  debe pasar por varias instituciones en su país de origen y luego ser enviado al consulado de Costa Rica más cercano y finalmente hacer lo propio localmente.
Lo mismo debe realizarse con los documentos locales que deban ser presentados en el exterior.
Costa Rica debe apuntar hacia la simplificación de trámites que permitan tanto al nacional como al extranjero realizar esos trámites y darles seguimiento en el menor tiempo posible y con un costo razonable.
Tenemos un rezago importante, pero con voluntad política podemos avanzar.
En definitiva, la adhesión a la Convención de la “Apostilla” es una señal en la dirección correcta.
La “Apostilla” es un ejemplo de hacia donde debemos caminar…hacia la eliminación de tanto procedimiento burocrático y engorroso que bloquea el camino al desarrollo.
Sin duda, un paso adelante en un largo camino.
COMENTARIO DEL DIPUTADO FRANCISCO CHACÓN
Costa Rica se ha consolidado como un país especial para la atracción de la inversión extranjera.
Debemos sentirnos entusiasmados de que empresas de todo el mundo pongan su mirada en un país que ha decidido competir y lo ha hecho de buena manera.

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