Jueves, 24 Marzo 2011 05:22

¡Una estela de gran temple!…

En nuestra sociedad existen noticias que aunque no de gran envergadura, cubren las páginas de muchos periódicos y los minutos de algunos noticieros, en cambio hay otras que, aunque de gran relevancia, no se les da el espacio debido. Y esto es aún más lamentable cuando la información se refiere a personas quienes se han destacado en el entorno costarricense. Por eso hoy deseo brindarle un homenaje a doña Estela Quesada cuya muerte, en días pasados, pasó casi inadvertida, pese a lo que ella representó para el ámbito político-social de nuestro país.
A doña Estela la conocí hace unos años quince años, era de esas personas que de primera entrada uno percibía su elocuencia, su conciencia social y su amor por la política. Su rostro emanaba una fuerza misteriosa, revestido de gran dignidad y energía; poseía una tranquilidad avasallante pero, a la vez, una furia en sus pupilas por las muchas injusticias sociales existentes. Era dueña de una personalidad que imponía, que invitaba a emularla. Era una fanática del estudio, la disciplina y la responsabilidad. Una defensora a ultranza de sus ideales, abanderada de la honestidad, sencillamente, una amante de la libertad…
En definitiva doña Estela era una mujer con temple, y es que hay que tenerlo para mantenerse de pie, como lo hizo ella con tanta dignidad, ante las tormentas que  regularmente se presentan en el ámbito político. Sí, sin duda doña Estela fue una mujer que pasó de las palabras a las acciones. Tenía la justicia metida en su alma. La libertad brotando de su garganta. La rebeldía emanando de sus manos. Su sonrisa jugueteando en sus pupilas. Su firmeza escrita en la piel,  y la voluntad irradiando desde su intelecto…, su currículum así lo confirma.
Realizó estudios en la Universidad de Costa Rica en la carrera de Pedagogía y Derecho, lo cual le permitió seguir de cerca la discusión de la  Constitución Política de mil novecientos cuarenta y nueve que otorgó derechos políticos a las mujeres. Formó parte del Partido Liberación Nacional desde su fundación. Fue electa diputada, Ministra de Educación en el Gobierno del Lic. Mario Echandi, Delegada Alterna de Costa Rica ante la Organización de las Naciones Unidas, Regidora de la Municipalidad de San Carlos y Ministra de Trabajo y Seguridad Social. Sus últimos años los vivió en el Hogar de Ancianos Santiago Crespo Calvo, en donde formaba parte de la Junta Directiva del Hogar, lo cual le permitió apoyar proyectos como la construcción de una piscina para masajes y un gimnasio.
Definitivamente me enorgullece el haber tenido la gran fortuna de conocer y compartir en varias ocasiones con esta gran mujer porque es de las pocas quienes, desde muy joven, con su accionar como ciudadana y como funcionaria pública, se caracterizó por la defensa de los intereses nacionales y la búsqueda del bien común. Ojalá existieran más Estelas Quesadas con ese compromiso político, con esas venas de justicia, con esas luchas incansables, con esa voz de independencia y vehemencia en la toma de decisiones. Gracias doña Estela por haber hecho de Costa Rica, con cada uno de sus trazos, una mejor Patria. ¡Que en paz descanse!
En nuestra sociedad existen noticias que aunque no de gran envergadura, cubren las páginas de muchos periódicos y los minutos de algunos noticieros, en cambio hay otras que, aunque de gran relevancia, no se les da el espacio debido. Y esto es aún más lamentable cuando la información se refiere a personas quienes se han destacado en el entorno costarricense. Por eso hoy deseo brindarle un homenaje a doña Estela Quesada cuya muerte, en días pasados, pasó casi inadvertida, pese a lo que ella representó para el ámbito político-social de nuestro país.
A doña Estela la conocí hace unos años quince años, era de esas personas que de primera entrada uno percibía su elocuencia, su conciencia social y su amor por la política. Su rostro emanaba una fuerza misteriosa, revestido de gran dignidad y energía; poseía una tranquilidad avasallante pero, a la vez, una furia en sus pupilas por las muchas injusticias sociales existentes. Era dueña de una personalidad que imponía, que invitaba a emularla. Era una fanática del estudio, la disciplina y la responsabilidad. Una defensora a ultranza de sus ideales, abanderada de la honestidad, sencillamente, una amante de la libertad…
En definitiva doña Estela era una mujer con temple, y es que hay que tenerlo para mantenerse de pie, como lo hizo ella con tanta dignidad, ante las tormentas que  regularmente se presentan en el ámbito político. Sí, sin duda doña Estela fue una mujer que pasó de las palabras a las acciones. Tenía la justicia metida en su alma. La libertad brotando de su garganta. La rebeldía emanando de sus manos. Su sonrisa jugueteando en sus pupilas. Su firmeza escrita en la piel,  y la voluntad irradiando desde su intelecto…, su currículum así lo confirma.
Realizó estudios en la Universidad de Costa Rica en la carrera de Pedagogía y Derecho, lo cual le permitió seguir de cerca la discusión de la  Constitución Política de mil novecientos cuarenta y nueve que otorgó derechos políticos a las mujeres. Formó parte del Partido Liberación Nacional desde su fundación. Fue electa diputada, Ministra de Educación en el Gobierno del Lic. Mario Echandi, Delegada Alterna de Costa Rica ante la Organización de las Naciones Unidas, Regidora de la Municipalidad de San Carlos y Ministra de Trabajo y Seguridad Social. Sus últimos años los vivió en el Hogar de Ancianos Santiago Crespo Calvo, en donde formaba parte de la Junta Directiva del Hogar, lo cual le permitió apoyar proyectos como la construcción de una piscina para masajes y un gimnasio.
Definitivamente me enorgullece el haber tenido la gran fortuna de conocer y compartir en varias ocasiones con esta gran mujer porque es de las pocas quienes, desde muy joven, con su accionar como ciudadana y como funcionaria pública, se caracterizó por la defensa de los intereses nacionales y la búsqueda del bien común. Ojalá existieran más Estelas Quesadas con ese compromiso político, con esas venas de justicia, con esas luchas incansables, con esa voz de independencia y vehemencia en la toma de decisiones. Gracias doña Estela por haber hecho de Costa Rica, con cada uno de sus trazos, una mejor Patria. ¡Que en paz descanse!

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