Viernes, 02 Septiembre 2011 05:54

Solo necesitamos creerlo…”

"Pasé más de la mitad de mi vida preocupándome por cosas que jamás iban a ocurrir"  Creo que esta frase célebre, de un estadista como Winston Churchill,  cae como anillo al dedo en un momento como este, caracterizado por una serie de informaciones terroríficas que pronostican catástrofes financieras y colapsos económicos de las más grandes economías.
Los acontecimientos en las Bolsas más importantes del mundo hacen obligatorio preguntarse: ¿qué hechos concretos reales han sucedido después de la recalificación hecha por Standard & Poors a la deuda de Estados Unidos?.  No ha pasado nada más que una enorme inyección de temor en los mercados, seguida de una enorme especulación y una alarma mundial que tiene en vilo hasta al más gato de los economistas.
¿Por qué entonces temer a las catástrofes financieras que se anuncian, desde que una empresa desmejoró la calificación a la capacidad de pago de un país?  ¿Cómo creer en esa recalificación, si esa empresa fue la misma que en 2008 dijo que las carteras crediticias hipotecarias en Estados Unidos eran triple A?
¿Será que los señores de Standard & Poors tienen alguna vinculación con el Partido Republicado, principal interesado en que el Gobierno de Barack Obama colapse? ¿Habrá intereses políticos en esto? ¿Quiénes ganan con la especulación de precios de acciones o de productos claves como el petróleo y los alimentos?  En lugar de temer, debemos esforzarnos por seguir siendo instrumentos de desarrollo para nuestras familias y con ello, para nuestros países y nuestro mundo.
Un día de estos, el Presidente Obama dijo que la calificación de una empresa no hará que Estados Unidos deje de ser la gran nación que es.  Citó más o menos lo siguiente:  “A Estados Unidos lo hacen grandes 3 cosas: Las personas que son trabajadores inteligentes y altamente productivos,  la tecnología que usamos que es la más avanzada y mejor del mundo y esta nación es grande por los empresarios, que son visionarios y tienen sueños…”
Ante la promoción de tanto miedo y ante las manifestaciones de algunos fanáticos religiosos que le achacan a Dios estas calamidades apocalípticas, me quedo con la reflexión del estadista inglés y me pongo en la acción continua.
Sería bueno preguntarnos: ¿Qué es lo que hace grande a esta pequeña Costa Rica?  ¿Serán los políticos ineficientes, corruptos y cínicos? ¿Será la pasión ciega por un deporte como el fútbol, de muy malos resultados por cierto?  ¿Será que a Costa Rica, sumida en una cultura de guaro desmedida, la hace grande una marca de cerveza?  Definitivamente NO.
Si usted, estimado oyente quiere saber lo que hace grande a Costa Rica, pues reflexione en la Letra de nuestro Himno Nacional y de la Patriótica Costarricense. Son letras que describen con gran claridad lo que nos hace grandes.  Solo necesitamos creerlo.
"Pasé más de la mitad de mi vida preocupándome por cosas que jamás iban a ocurrir"  Creo que esta frase célebre, de un estadista como Winston Churchill,  cae como anillo al dedo en un momento como este, caracterizado por una serie de informaciones terroríficas que pronostican catástrofes financieras y colapsos económicos de las más grandes economías.
Los acontecimientos en las Bolsas más importantes del mundo hacen obligatorio preguntarse: ¿qué hechos concretos reales han sucedido después de la recalificación hecha por Standard & Poors a la deuda de Estados Unidos?.  No ha pasado nada más que una enorme inyección de temor en los mercados, seguida de una enorme especulación y una alarma mundial que tiene en vilo hasta al más gato de los economistas.
¿Por qué entonces temer a las catástrofes financieras que se anuncian, desde que una empresa desmejoró la calificación a la capacidad de pago de un país?  ¿Cómo creer en esa recalificación, si esa empresa fue la misma que en 2008 dijo que las carteras crediticias hipotecarias en Estados Unidos eran triple A?
¿Será que los señores de Standard & Poors tienen alguna vinculación con el Partido Republicado, principal interesado en que el Gobierno de Barack Obama colapse? ¿Habrá intereses políticos en esto? ¿Quiénes ganan con la especulación de precios de acciones o de productos claves como el petróleo y los alimentos?  En lugar de temer, debemos esforzarnos por seguir siendo instrumentos de desarrollo para nuestras familias y con ello, para nuestros países y nuestro mundo.
Un día de estos, el Presidente Obama dijo que la calificación de una empresa no hará que Estados Unidos deje de ser la gran nación que es.  Citó más o menos lo siguiente:  “A Estados Unidos lo hacen grandes 3 cosas: Las personas que son trabajadores inteligentes y altamente productivos,  la tecnología que usamos que es la más avanzada y mejor del mundo y esta nación es grande por los empresarios, que son visionarios y tienen sueños…”
Ante la promoción de tanto miedo y ante las manifestaciones de algunos fanáticos religiosos que le achacan a Dios estas calamidades apocalípticas, me quedo con la reflexión del estadista inglés y me pongo en la acción continua.
Sería bueno preguntarnos: ¿Qué es lo que hace grande a esta pequeña Costa Rica?  ¿Serán los políticos ineficientes, corruptos y cínicos? ¿Será la pasión ciega por un deporte como el fútbol, de muy malos resultados por cierto?  ¿Será que a Costa Rica, sumida en una cultura de guaro desmedida, la hace grande una marca de cerveza?  Definitivamente NO.
Si usted, estimado oyente quiere saber lo que hace grande a Costa Rica, pues reflexione en la Letra de nuestro Himno Nacional y de la Patriótica Costarricense. Son letras que describen con gran claridad lo que nos hace grandes.  Solo necesitamos creerlo.

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