Jueves, 02 Septiembre 2010 08:53

Luces y sombras de un viernes de agosto

Son casi las 2 de la tarde y en mi vista tardía a uno de los periódicos del día, me encuentro con dos noticias:  unidas por su cercanía en la  ubicación gráfica, pero tan distantes en su contenido,  en sus  impactos y en dimensiones morales como los escenarios mismos en donde se  suscitaban los hechos.

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La primera, daba cuentas de la necesidad de suspender las lecciones,  cerrar las instalaciones y suspender los actos conmemorativos  del 70 aniversario de la fundación de la Universidad de Costa Rica;  orgullo nacional,  fuente de donde brota nada más y nada menos que el conocimiento y los deseos de superación de un número cuantioso de  muchachos que buscan una formación sólida para construirse un mañana mejor.   Toda esta pérdida para la nación y el conocimiento la gestaban unos cuantos  revoltosos y vagabundos,  que para lo único que sirven es para oponerse a todo; vivir como sanguijuelas, nutriéndose de  los recursos públicos que una gran mayoría aportamos con el pago de nuestros impuestos.

La otra noticia; sin embargo,  daba cuentas del triunfo que hacía solo unos minutos había alcanzado nuestro atleta Nery Brenes,  quien como real diamante en la liga Diamante,  se  imponía a sus rivales y se traía  el oro para este pequeñito país.

En esa tarde, me  mueven sentimientos encontrados y a lo único que recurro es a compartirlos con el generoso público oyente de este espacio, cuya motivación durante décadas ha sido siempre la de llamar a la acción correctiva de aquello que no camina bien y exaltar todo lo positivo que también nos caracteriza y que, por dicha,  es mucho más grande que lo malo.

Por un lado, me invade la felicidad por los éxitos de una persona de cuna humilde como Nery.  Estos éxitos son mayúsculos,  si tomamos en cuenta que este muchacho proviene de una provincia abandonada por todos,  sumida en una violencia galopante, con un rezago que es incongruente con su condición de principal punto de ingreso y egreso de todas las divisas del país y secuestrada por una minoría auspiciadora de la alcahuetería y la inoperancia.  Una minoría que bajo la cobija de una convención colectiva espuria,  se perpetúa en el dominio y la barbarie.

Por otro lado, me embarga ese sentimiento de frustración de ver a un grupito  imponiendo el desorden, mofándose del estado de derecho en el que solo dicen creer, coartando la libertad de circulación que nos garantiza la constitución y cerrando el sagrado recinto universitario,  donde el saber clama por tiempos efectivos, por mayor disciplina, por más pensamiento crítico y más desarrollo para esta pequeña nación.  Todo eso sí, construido sobre una base de eficiencia y responsabilidad.

Ante la ambivalencia de este acontecer noticioso,  ante los retos que como país debemos enfrentar en momentos económicos adversos y con un clima internacional económicamente no muy favorable, siempre es importante el llamado a un cambio radical de actitud de todos.  Es menester para enfrentar todos los retos país, que los esfuerzos sean de todos y que no recaiga la responsabilidad en unos cuantos. 

Esta carreta, lo que necesita son bueyes que jalen parejo y que sin importar que tan embarrialado esté el camino hacia el desarrollo y nos dispongamos a cruzarlo,  con la determinación que Nery Brenes salió a la pista en busca del primer lugar.
 
Las contrariedades de la vida,  hicieron que hoy yo tuviera que alabar al atleta esforzado, disciplinado, entregado, humilde y determinado al éxito.  Paralelamente,  he tenido que fustigar condenar y detestar los actos delincuenciales de unos poquillos. 

Ante un panorama de luces y sombras elijo la luz,  que es sinónimo de bien,  pues somos llamados a vencer el mal a fuerza de bien.

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