El gobierno que viene, que escogeremos el domingo en las elecciones, debe tener prioridades. Las prioridades, para ser de verdad prioridades, deben ser pocas y concisas.
Este país tiene dos urgencias para atender la realidad en el corto plazo y tres más que catapulten el desarrollo. Las dos prioridades que urgen de una atención como emergencia nacional son la inseguridad ciudadana y el caos en la infraestructura.
La inseguridad nos hace estar sumidos en la desesperación y el miedo. Es un asunto de percepción, es decir, nos asustan los maleantes, pero también es una realidad de todos los días. Hay una percepción alarmante, pero no es ajena a la realidad.
En cuanto a la infraestructura, su atención es urgente porque, de lo contrario, no tenemos lo mínimo para impulsar el desarrollo. El problema de que tengamos los puertos más lentos de América Latina y de los peores del mundo, que los aeropuertos sean de tercer mundo, que las carreteras sean pequeñas y estrechas nos pone en una situación muy complicada en el día a día. No damos la talla.
A largo plazo, el país requiere que el gobierno se ocupe de la maximización de recursos en educación y en la lucha por dignificar el servicio de la salud. En cuanto a la educación, urge poner en agenda la equiparación de la educación pública con la educación privada, porque en ese tema estamos promoviendo dos Costa Ricas. La educación pública debe ser bilingüe y es la única vía posible para potencializar el desarrollo. Si no se invierte más en educación, no habrá desarrollo
En cuanto a la salud, tenemos un sistema universal con el que no cuentan ni siquiera algunos países desarrollados como Estados Unidos. Pero urge luchar contra la masificación, la lentitud y la ausencia de especialistas. También debe ser prioritario un impulso en el país del deporte, porque no tenemos interés en el tema desde los programas educativos. Aquí los niños y los jóvenes tienen que correr más, caminar, bailar, jugar ajedrez, aprender tiro, baloncesto, voleibol, no solo futbol… El punto es que deben hacer ejercicio en la escuela y el colegio. Tenemos problemas de obesidad y de enfermedades crónicas, como la diabetes y la hipertensión, por la vida sedentaria y los pésimos hábitos alimenticios.
Y son estos dos temas, educación y salud, son las herramientas que tiene el país para combatir el otro flagelo, la pobreza, que cada día afecta a más personas, pues ha crecido la brecha entre ricos y marginados, por lo que crece el descontento, el resentimiento social y la violencia. Un gobierno que se ponga a hablar o a discutir de otras cosas dejando de lado estos temas, se está saliendo de lo que es realmente urgente en el país. Seguridad, infraestructura, salud, educación y pobreza, he ahí lo urgente de atender para Costa Rica. Todo lo demás puede esperar. Lo primero es lo primero.