Lunes, 03 Diciembre 2007 18:00

La soberanía reside en el pueblo

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El titulo de este comentario, es una máxima que muy pocos se atreverían a rebatir  en un debate sobre de Teoría Política. Sin embargo, en la vida práctica de un país, algunos grupúsculos le pretenden torpemente introducir una coletilla y es que la soberanía reside en el pueblo, siempre y cuando ese pueblo piense igual que ellos.

El pasado y largo debate sobre el TLC, dejó, en la más clara evidencia, la falta de una verdadera vocación democrática de un grupo importante, no por número pero si por su control dentro del Movimiento del NO. Pidieron el referéndum para que fuera el pueblo quien decidiera el destino del tan cacareado Tratado Comercial con Estados Unidos. 

El Tribunal Supremo de Elecciones les manifestó, que si se conseguían las firmas necesarias entre la ciudadanía, en el plazo de tiempo que fija la ley para esos efectos, el referéndum sería una realidad en la vida política nacional.

Ese pronunciamiento fue motivo de gran algarabía para la citada dirigencia del NO, al menos por unos pocos días. Iban y venían manifestaciones sobre la Soberanía y del soberano derecho del pueblo a decidir sobre el futuro del TLC. Amén de los reconocimientos al ente electoral, por haber acogido favorablemente la gestión del viejo y aún más desfasado político, quien tuvo la poco oportuna ocurrencia de sacar la aprobación o rechazo del TLC del seno de la Asamblea Legislativa, para llevarlo a las calles. Siendo este un tema de por demás denso y técnicamente más que complejo.

La alegría de esos pseudo líderes, tenía una razón de ser más que evidente,  en la que, de seguro, pusieron toda su confianza y esperanza, esta era en el plazo de recolección de las firmas necesarias, para que se pudiera hacer la convocatoria al referéndum. Porque lo cierto es, que para ellos nunca fue importante el referéndum. Realmente, la decisión final que el pueblo tomara, si no era la misma de ellos, no la aceptarían. Lo están demostrado con creces, con sus anuncios de bloqueos y por el obstruccionismo legislativo. Todo para no respetar la decisión tomada por el pueblo.

Sin duda el mecanismo de obtener las firmas, en sí mismo, les daba la gran oportunidad, en la que abrigaban sus mayores esperanzas. El plazo para recoger las firmas, era lo suficientemente extenso para que se venciera el que el TLC fijaba para su ratificación, con lo cual simplemente, hubieran logrado su objetivo de frenarlo. Pero el Gobierno de la República consecuente con su responsabilidad de administrar la cosa pública apegada a derecho, usó inteligentemente los recursos legales a su alcance, al mandar a la Asamblea Legislativa su propia convocatoria al referéndum sobre el TLC y evitó así que esa burda estrategia pudiera tener alguna oportunidad.

Así como el Tribunal Supremo de Elecciones dio el visto bueno a la iniciativa del No, igualmente, tuvo que aceptar la del Poder Ejecutivo pues la ley así lo prevé. Al aprobar la Asamblea Legislativa la convocatoria al referéndum del Ejecutivo, al Tribunal Supremo de Elecciones, solo le quedaba organizar la consulta popular y dar conocer el resultado final sobre la voluntad popular. Pero esta decisión de llamar al referéndum sin tener que recoger las firmas, les cayó como un balde de agua fría y fue el reinicio de las acusaciones, por parte de esos dirigentes del NO, contra las autoridades constituidas y hasta contra nuestro orden institucional.

En una verdadera democracia, como a Dios gracias, todavía es la nuestra, sin duda la Soberanía descansa en el pueblo pero en ella, también, las decisiones las toman las mayorías y la administración del Estado se le confía a las autoridades escogidas por ese pueblo en las elecciones nacionales y la mal llamada democracia de las calles no es tal, no existe y no debe ser más tolerada, ya el pueblo se pronuncio.

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