Nadie nos ha indicado el proceso que nos lleva a la felicidad permanente y nadie nos dijo para qué sirve ser feliz y cuáles son sus frutos, en toda su amplitud. Y…
¿Cómo podemos aspirar a ser felices si desconocemos lasrespuestas a estos grandes interrogantes?
A pesar del vacío en los planteamientos sobre este tema, todo parece indicar que la humanidad está programada genéticamente para buscar la felicidad permanente y así nos pasamos la vida de salto en salto hasta morir…Y algunos mueren sin haber vivido.
Hasta ahora, hemos andado en tinieblas en la búsqueda de la felicidad.
Para superar estas y otras inconsistencias en torno a la felicidad, nace el libro: “La Ruta del Hechizo”, en el cual se plantea la Felicidad Filosófica, que consiste en un estilo de vida que nos permite disfrutar de la felicidad permanente.
La grandeza de la Felicidad Filosófica consiste en que viene a darle a la felicidad, un carácter permanente, y por otra parte, nos ubica en una posición ventajosapara disfrutar a plenitud los momentos felices que ocasionalmente nos regala la vida.
Una abrumadora mayoría de los problemas que nos afectan en todos los ámbitos del quehacer humano, tienen origen en la ausencia de la felicidad.
Quien logra incorporar la felicidad como una filosofía de vida, cambiará su visión del mundo hacia estados mágicos de paz, seguridad y bienestar, ya que a partir de ese momento se inclinará más por compartir que por extraer felicidad. Así por ejemplo, cuando buscamos a la pareja de nuestros sueños, ya no será para encontrar en ella la felicidad, sino para compartir con ella nuestra felicidad.

La persona, cuando comienza a disfrutar la dicha que depara la Felicidad Filosófica y a la vez, domina las técnicas para su fortalecimiento continuo, muy difícilmente caería en conductas negativas como la agresión, la delincuencia, las adicciones, la corrupción, la vagancia, la mentira, el egoísmo, la envidia, etc., ya que su vida, en esta nueva etapa, gira en torno a las virtudes, y la Felicidad Filosófica rechaza, por su naturaleza misma, todo tipo de emociones destructivas, porque niegan la felicidad.

Ernesto Villavicencio Ruiz