Jueves, 13 Diciembre 2012 05:19

En Navidad todo puede suceder

Escrito por

Cuento enviado por: Rodolfo Martínez López: Navidad y todo puede suceder!
Desde: Alajuela

 

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Un joven hacía fila en el Aeropuerto, a su lado, un anciano lo observaba con atención.
--Debido al mal tiempo, el vuelo 2512 se ha retrasado, los pasajeros serán redistribuidos, se les asignará cupo según distribución rifada por computadora.
El joven estaba angustiado y sus manos temblorosas transmitían su nerviosismo.
--- ¡Joven! ¿Qué le inquieta tanto? Pregunto el anciano.
--- Soy Agente Vendedor y he estado lejos de mi familia las dos Navidades anteriores. Les prometí: Que nada impediría que este año pasara la Navidad con ellos. Pero ya ve, se me olvidó controlar el clima.
La fila avanzó y al llegar el turno del vendedor, la secretaria después de consultar sus documentos le dijo:
- Lo siento señor, pero le fue asignado cupo en el vuelo de mañana a las 8 a.m.
– Pero señorita...
- ¡Disculpe, pero no se puede hacer nada!
El vendedor salió de la fila y se dirigió a la Sala de Espera.
Llegó el anciano y le dijo:
- ¿Cómo le fue?
--Fallé.
¬- ¡Lo lamento! Yo sí viajo esta noche. Pregunté si se podía cambiar con otro pasajero, pero me dijeron que no.
--- ¡Dios mío! ¡Le fallé a mi familia otra vez! Sé que no he sido el mejor, pero si me estas oyendo: ¡Dios ayúdame por favor!
Pero el vendedor había perdido todas las esperanzas.
-- Pasajeros del vuelo 1225 favor pasar a la rampa número 24.
- Me voy. ¡Lo siento! pero no pierdas tus esperanzas, es Navidad, y todo puede ocurrir! ¡Feliz Navidad!
El vendedor observó que al anciano se le había caído el boleto, el joven corrió con el boleto en sus manos y llegó hasta la rampa de salida, la señorita tomó el boleto y le dijo:
- ¡Usted es el último, su asiento es el número 25. ¡Disfrute su viaje! – ¡No, el boleto no es mío, pertenece a…! La Azafata lo interrumpió y le dijo
--¿Es usted el señor González L?
¡Sí!
– ¡Entonces éste es su boleto!
El joven asombrado, vio su nombre en el boleto y de inmediato buscó el suyo, en su chaqueta, pero no lo halló.
Recordó las palabras del anciano:
- ¡No pierda las esperanzas, es Navidad y todo puede suceder! ¡Feliz Navidad!

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