Martes, 12 Abril 2011 06:04

Ser mansos pero no mensos

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Cuando ya creíamos que la resolución inicial de la Corte Internacional de la Haya iba a bajar los ánimos en la región y que el presidente Daniel Ortega iba a tener que decirse a sí mismo, “machete, estate en tu vaina”, cincuenta civiles escenificaron una protesta ridícula que dio al traste con una visita seria y muy profesional de los especialistas de Ramsar que determinarían los graves daños ambientales a Isla Calero, las consecuencias de la invasión nica en el ámbito de la conservación de los humedales, lo que provocaron con sus tonterías.
El gobierno nica cree que en Costa Rica nos chupamos el dedo: la manifestación fue de cincuenta civiles, pero había unos trescientos militares vigilándolos desde la orilla nica. La bochornosa, torpe y desprestigiada protesta se dio en el marco del lanzamiento de la campaña presidencial de Daniel Ortega. Fue el llamado de batalla del sandinismo. De nuevo, el río San Juan.
Por supuesto que los cincuenta civiles son serviles testaferros del gobierno y del ejército. Es como decir, si el ejército no ingresa a la isla, que lo haga gente humilde y sencilla, del pueblo nicaragüense. Es una nueva invasión, una invasión civil, con apoyo militar. Invasión civil, sí, pero invasión al fin y al cabo. Dejemos eso claro: fue una invasión primero que una manifestación.
La ocupación de Calero por parte de esos cincuenta civiles nicas es una burla para Costa Rica, para  la paz en la región y para la Corte Internacional de Justicia. El gobierno nica demuestra una vez más que el suyo es un pobre país muy rico, un pobre país con muchas oportunidades por  sus bellezas, la calidad de sus tierras y el encanto de sus  destinos turísticos,  pero un país sumido en la pobreza por culpa de quienes han ocupado la presidencia durante muchas décadas. Nicaragua pasó como de Guatemala a Guatepeor, porque el país nunca estuvo tan mal económicamente como durante los gobiernos de Daniel Ortega.  Ni siquiera la dictadura de los Somoza empobreció tanto a Nicaragua como los gobiernos de Ortega y de su cuate, Arnoldo Alemán, quien tampoco se opone al triste espectáculo electorero montado por su compinche en la frontera y en territorio tico.  Nuestro gobierno debe responder con determinación, con firmeza, molesto ante  la charlatanería de este presidente nica que representa diplomáticamente al  sátrapa, al tirano Mohamar Gadafi, el presidente nica que representa al dictador libio ante la comunicad internacional. Lo que ocurre con Ortega es una vergüenza para toda la región. Como me dijo una estudiante de Periodismo, en una clase de la universidad, “qué presidente nica más bañazo”.   En resumen,  Daniel Ortega  tiene que entender que somos  mansos, pero jamás mensos.
Cuando ya creíamos que la resolución inicial de la Corte Internacional de la Haya iba a bajar los ánimos en la región y que el presidente Daniel Ortega iba a tener que decirse a sí mismo, “machete, estate en tu vaina”, cincuenta civiles escenificaron una protesta ridícula que dio al traste con una visita seria y muy profesional de los especialistas de Ramsar que determinarían los graves daños ambientales a Isla Calero, las consecuencias de la invasión nica en el ámbito de la conservación de los humedales, lo que provocaron con sus tonterías.
El gobierno nica cree que en Costa Rica nos chupamos el dedo: la manifestación fue de cincuenta civiles, pero había unos trescientos militares vigilándolos desde la orilla nica. La bochornosa, torpe y desprestigiada protesta se dio en el marco del lanzamiento de la campaña presidencial de Daniel Ortega. Fue el llamado de batalla del sandinismo. De nuevo, el río San Juan.
Por supuesto que los cincuenta civiles son serviles testaferros del gobierno y del ejército. Es como decir, si el ejército no ingresa a la isla, que lo haga gente humilde y sencilla, del pueblo nicaragüense. Es una nueva invasión, una invasión civil, con apoyo militar. Invasión civil, sí, pero invasión al fin y al cabo. Dejemos eso claro: fue una invasión primero que una manifestación.
La ocupación de Calero por parte de esos cincuenta civiles nicas es una burla para Costa Rica, para  la paz en la región y para la Corte Internacional de Justicia. El gobierno nica demuestra una vez más que el suyo es un pobre país muy rico, un pobre país con muchas oportunidades por  sus bellezas, la calidad de sus tierras y el encanto de sus  destinos turísticos,  pero un país sumido en la pobreza por culpa de quienes han ocupado la presidencia durante muchas décadas. Nicaragua pasó como de Guatemala a Guatepeor, porque el país nunca estuvo tan mal económicamente como durante los gobiernos de Daniel Ortega.  Ni siquiera la dictadura de los Somoza empobreció tanto a Nicaragua como los gobiernos de Ortega y de su cuate, Arnoldo Alemán, quien tampoco se opone al triste espectáculo electorero montado por su compinche en la frontera y en territorio tico.  Nuestro gobierno debe responder con determinación, con firmeza, molesto ante  la charlatanería de este presidente nica que representa diplomáticamente al  sátrapa, al tirano Mohamar Gadafi, el presidente nica que representa al dictador libio ante la comunicad internacional. Lo que ocurre con Ortega es una vergüenza para toda la región. Como me dijo una estudiante de Periodismo, en una clase de la universidad, “qué presidente nica más bañazo”.   En resumen,  Daniel Ortega  tiene que entender que somos  mansos, pero jamás mensos.

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