Jueves, 19 Enero 2017 07:32

Costarricenses: ¡Dejad de lado la sordera mental!

La octava sinfonía de Beethoven fue compuesta en uno de los tiempos más convulsos de su vida. Paradójicamente, una de sus obras más alegres fue escrita con un corazón roto por un amor no correspondido y un problema de sordera progresivo el cual le quitó su sentido del oído.

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En la algarabía de falsas expectativas económicas y fiestas populares, hay una sordera por parte del pueblo de esa Costa Rica beethoveniana; en ella, con esos talentos físicos en sus montañas, limpidez de un cielo veranero, flora y fauna por doquier y sinfonías de paz social, tan bendecida con tantos dones como lo fuera el compositor alemán, se da aquello dicho por Miles Davis: “El silencio es el ruido más fuerte, quizás el más fuerte de todos”.
El pueblo no quiere oír ni menos hablar, y esto lo sabe el gobierno que se aprovecha de la distracción de la gente durante fiestas populares o eventos deportivos de gran atención, lo cual no es sino una fórmula maquiavélica, falta de cualquier tipo de ética y moralidad, para recetarnos aumentos en los combustibles, pensiones y lo que se le ocurra, ya que toman ventaja de la sordera mental de los costarricenses y de la embriaguez psicológica del pan y circo.
¿Hay realmente justicia cuando una persona recibe una pensión ínfima de 75 mil colones mensuales en tanto que otros reciben pensiones de más de 5 millones al mes? ¿Es realmente justo que haya costarricenses laboralmente activos que tengan que trabajar dos años seguidos, contando aguinaldos, en tanto que otros reciben el trabajo de dos años de una persona en un mes, sin haber trabajado ni cotizado lo suficiente para obtener esa clase de privilegios?
El aumento realizado por decisión de la Junta Directiva de la Caja Costarricense del Seguro Social no fue de un 1%, como se trata de poner para minimizarlo, sino de un 30% de lo cotizado anteriormente, es decir, la carga impositiva aumentó en prácticamente un tercio, eso representa una subida cuantiosa en contra del bolsillo de los contribuyentes.
Es injusto castigar a los trabajadores por la inoperancia de la dirección de las instituciones públicas. Es injusto castigar a los patronos por la codicia de las élites políticas. Es injusto que unos trabajen dos años para ganarse lo que otro se lleva en un mes sin haber hecho méritos para ello.
¡Costarricenses no nos dejemos! ¡Utilicemos la ley y defendamos a nuestro país! Beethoven siguió componiendo a pesar de su sordera, pero Costa Rica, Costa Rica, no podrá seguir dándonos música de trabajo y paz si le arrebatamos los instrumentos musicales con los que hasta el momento ha escrito y tocado una sinfonía social escuchada y admirada a nivel mundial.

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